viernes, 25 de noviembre de 2011

No expressions.

Hay momentos en la vida que nos sabemos hacia donde dirigirnos, qué hacer, ni cómo reaccionar ante algo.
El miedo nos paraliza. Se hace con nosotros.
Nuestra mente se queda en blanco, no es capaz de producir una respuesta adecuada.
Nos sentimos indefensos.
No nos sentimos lo suficientemente preparados para hacer nada.
A eso lo llamamos miedo.
Pero no miedo a la vida, si no más bien a las opiniones externas.
Nos preocupamos de qué pensarán los demás de nosotros.
De si parecemos inteligentes, interesantes, estúpidos y graciosos.
Antes todas esas preocupaciones, debemos aprender a apreciar lo mínimo.
Apreciar lo que venga de gente que nos importa, no de cualquiera.
LA SELECCIÓN, ese gran poder que todos y cada uno de nosotros debemos aprender que consiste en decidir si lo que determinada gente cree saber de ti o lo que el resto de personas SABEN de ti.
Debemos preocuparnos por los segundos, por aquellos que si quieren saber algo de ti es porque les importas. Y se lo cuentas porque sabes que te apoyarán ocurra lo que ocurra.
¿Y qué sentido tiene preocuparnos por opiniones de gente que no nos aprecia?
NINGUNO.
Así que ya es hora de que esta sociedad deje las preocupaciones estúpidas porque, simplemente, son una pérdida de tiempo.


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